Venezuela
y la vigencia del TIAR
Setiembre 2019
Debate
Ofrece el
marco jurídico que justificaría la acci{on colectiva y coercitiva de sus
miembros para eliminar la amenaza regional que representa la dictadura de
Maduro.
09/09/2019 - 16:36
La
reciente decisión de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela de reincorporar el
país al Tratado Inter-Americano de Asistencia Recíproca (TIAR) obliga a hacer
un repaso de su naturaleza y propósitos. El TIAR es un instrumento
jurídico inter-americano pactado en 1947, en los albores de la Guerra Fría, por
todos los países latinoamericanos más Estados Unidos y Trinidad y Tobago, 22 en
total, menos Cuba ahora. Los firmantes se comprometieron a “resolver
pacíficamente las controversias entre si…” (Art. 2); así como a la defensa
mutua en caso de un ataque o agresión de un Estado (miembro o no) contra un
Estado parte, o en caso de un “…un hecho grave que pueda poner en peligro
la paz de América….” (Art.5).
Con su firma se concretó una histórica aspiración Latinoamericana, desde
mediados de siglo XIX, para unirse en contra del intento de la monarquía
española de recuperar sus colonias, contra el intervencionismo norteamericano y
luego contra la agresión comunista/castrista.
Ha
sido utilizado más de 20 veces en conflictos entre sus miembros: Entre otros
para impedir el agravamiento de hostilidades fronterizas o ideológicas entre
Nicaragua y Costa Rica, entre la República Dominicana y Venezuela, entre Haití
y República Dominicana; para contrarrestar la agresión soviético/castrista
contra Colombia, Venezuela y otros países y suspender por ello a Cuba de la OEA; o para
restaurar la paz entre El Salvador y Honduras. Como se ve, NO es un instrumento
anacrónico, ni obsoleto, ni diseñado sólo a conveniencia de EEUU para contener
la expansión del comunismo internacional propagado por la ex Unión Soviética,
como sus detractores arguyen. Al parecer, no se conocen su origen ni su razón
de ser. Por ello o por su ceguera ideológica, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, y
Venezuela lo denunciaron en la Asamblea General de la OEA de 2012 (México lo
hizo en 2002). Adujeron además que el TIAR no funcionó para prevenir o
contrarrestar la agresión británica de las Islas Malvinas en 1982. En realidad,
en el marco del TIAR, se convocó la XX Reunión de Consulta, pero, aunque hubo
expresiones de solidaridad con Argentina, no hubo consenso para una acción de
defensa colectiva continental contra la Armada británica. (La guerra empezó con
la desesperada y temeraria invasión militar de las islas por la dictadura
militar argentina –dictadura represiva y a punto de caer. La triste y anunciada
derrota produjo su colapso abrupto y el retorno de la democracia).
El
TIAR ofrece el marco jurídico que justificaría la acción colectiva y coercitiva
de sus miembros para eliminar la amenaza regional que representa la dictadura
de Maduro, así como para restaurar la democracia en Venezuela.
La
tragedia y la tiranía madurista han sido denunciadas ampliamente en la OEA por
su Secretario General, su Consejo Permanente, su Asamblea General, su Comisión
de Derechos Humanos, el Grupo de Lima y la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas. Más de 50 democracias desconocen la legitimidad de Maduro y
reconocen a Juan Guaido, presidente de la AN, como presidente interino de
Venezuela. El régimen chavista, sustentado por Cuba, Rusia y China, ha
desmantelado las instituciones democráticas, ha provocado una crisis
humanitaria y migratoria (4 millores de refugiados) sin precedentes, ha
cometido innumerables violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa
humanidad y ampara a narcotraficantes y a las guerrillas colombianas ELN y
FARC. El régimen pretende ahora disolver la AN. Todo ello en violación de la
Carta Democrática Inter-Americana, la Convención Americana de Derechos Humanos
y la Carta constitutiva de la OEA. La Carta establece que la paz y la seguridad
del continente “requieren...el ejercicio efectivo de la democracia
representativa,” principio basado en la convicción de que las dictaduras son
belicosas y agresivas, mientras quelas democracias por lo general cooperan y no
se agreden entre sí.
En
vista que la dictadura madurista es un“hecho grave” que amenaza la paz y la
seguridad de sus vecinos, Colombia y Brasil, y de la región en general, la
cuestión es ahora quién invocael Tratado y solicita una Reunión de Consulta,
para tomar medidas colectivas de respuesta atal amenaza. Existen dos
posibilidades: Una, que lo haga el presidente (e) Guaido,argumentandoque Maduro
ha usurpado el poder legítimo y democrático del estado venezolano, y su alianza
con los gobiernos anti-democráticos de Cuba, Rusia y China, más la presencia y
sus relaciones con el ELN, las FARCS y el narcotráfico, son una verdadera
amenaza para “la independencia y soberanía política de Venezuela” y por lo
tanto para la paz y seguridad de las democracias del hemisferio. La otra, que
lo invoquen los gobiernos de Brasil y Colombia, amenazados por la agresividad
de Maduro, la avalancha migratoria y los santuarios de guerrilleros y
narcotraficantes en Venezuela.
La
Reunión de Consulta puede tomar medidas colectivas coercitivas (Art. 8) que van
de la ruptura o suspensión de relaciones, a sanciones/bloqueos financieros,
económicos y comerciales, hasta acciones militares de cualquier tipo. También
puede autorizar a sus miembros a tomar medidas colectivas o individuales, que
consideren necesarias. Así, con el TIAR, los Estados partes podrán ayudar a
revertir la tragedia humanitaria, restaurar la democracia en Venezuela y
asegurar la paz y seguridad de la región. Por lo contrario, la inacción
multilateral o colectiva de los miembros del TIAR allana el camino a la acción
unilateral de los países poderosos.
Ruben
M. Perina es Analista político, ex funcionario de la OEA y profesor de la
George Washington University
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