Monday, October 7, 2013


Paraguay, entre la espada y la pared
Sábado 10 de agosto de 2013
Perfil.com
Buenos Aires, Argentina. EDICIÓN IMPRESA

Por Rubèn M. Perina | 10/08/2013 | 00:37

El presidente electo del Paraguay, Horacio Cartes, y sus asesores
han expresado que el país no retornará a un Mercosur presidido
por Venezuela, país incorporado ilegalmente como miembro pleno
del grupo el 12 de julio pasado. Con el amplio apoyo de la opinión
pública y coincidente con el actual gobierno, Paraguay rechaza su
indebida suspensión del grupo por parte de Argentina, Brasil y
Uruguay (el trío prepotente) y objeta sus flagrantes transgresiones
al Estado de derecho subregional. Encomiable y valiente postura la
del gobierno electo. Desafía la arrogancia, la ceguera ideológica y
la torpeza diplomática de sus vecinos, que han llevado al bloque a
un callejón sin salida.

Así, Paraguay no deja pasar por alto la violación al principio de no
intervención perpetrada por los cancilleres de la región,
encabezados por Nicolás Maduro, cuando arribaron a Asunción en
junio de 2012 para detener el juicio político del Congreso
paraguayo contra el presidente Lugo, aliado ideológico del
“neoprogresismo” y su (anacrónico) antiimperialismo. Maduro
incluso es persona non grata en Asunción porque prepotentemente
arengó a los militares paraguayos para que saliesen a defender a
Lugo.

Cartes y sus asesores tampoco olvidan la violación al Estado de
derecho mercosuriano incurrida por la cuádruple alianza (Argentina,
Brasil, Uruguay y Venezuela), que usó la destitución constitucional
de Lugo (tildada de carente de “debido proceso”) como pretexto
para suspender ilegalmente a Paraguay del bloque, sin siquiera
permitir su presencia en la reunión de Mendoza para explicar lo
acontecido, violando el Tratado de Asunción y elementales
prácticas diplomáticas. Fue el “castigo” por el “atrevimiento” del
Senado paraguayo de no ratificar la incorporación de Venezuela.

Como si fuera poco, el trío arbitrariamente incorporó a Venezuela
transgrediendo otra vez el Tratado, que requiere unanimidad para
tal decisión. Agregando insulto al daño, el trío omnipotente permitió
que Venezuela asumiera la presidencia del grupo, lugar que le
correspondía a Paraguay por norma de rotación. Peor todavía, su
presidente ahora es el “no grato” Maduro, cuya legitimidad es
cuestionada en su propio país porque asumió la presidencia
inconstitucionalmente (vía autogolpe) luego de la muerte de
Chávez y fue reelecto por una mínima diferencia en elecciones
irregulares e impugnadas. El trío arrollador nada dijo sobre esto (ni
sobre las violaciones constitucionales en Bolivia, Ecuador y
Nicaragua) y parece más interesado en el mercado venezolano
(importa el 80% de lo que consume) y su petróleo que en la
legalidad del Mercosur y la democracia venezolana.

Ante ello, Paraguay no puede retornar cabizbajo, aceptando la
humillación sufrida y la violación a la normativa del Mercosur, como
pretende el torpe trío. El Estado de derecho regional e
internacional, incluyendo el respeto a la soberanía nacional y a la
no intervención, representa la principal garantía que los Estados
como Paraguay tienen para protegerse de la agresión o del abuso
de poder de las potencias regionales o globales. Por eso el país
insiste en el respeto y la vigencia de tales normas de convivencia.
A Paraguay lo han puesto entre la espada y la pared. Y como el
desacertado trío no va a revertir sus desastrosas decisiones, al
nuevo gobierno no le queda otra que esperar hasta que en el
Mercosur se encuentre una solución que satisfaga sus intereses,
respete su dignidad y el Estado de derecho subregional. Paraguay
no debe volver al Mercosur aceptando la incorporación de facto de
Venezuela y su presidencia.

Eso no significa, sin embargo, como lo ha expresado el presidente
electo, que no se pueda dialogar y negociar bilateralmente con el
trío, pero también con cualquier otro Estado para incrementar y
mejorar las relaciones comerciales y diplomáticas con todos.
Paraguay no debería quedar atado a un esquema caduco que ya
no le conviene. Gracias a las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación el mundo está abierto y lleno de oportunidades
para el ahora pujante país (crecerá 10% en 2013). Con la Alianza
del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México), Estados Unidos,
China y la Unión Europea se pueden explorar acuerdos de
cooperación a fin de abrir mercados y atraer inversión y tecnología
para el desarrollo.

El compás de espera permitiría conversaciones o negociaciones
sobre una posible solución: un nuevo Tratado del Mercosur,
incluyendo a Bolivia y Ecuador, con renovados objetivos y
compromisos que generen seguridad jurídica y confianza para
avanzar solidariamente en la gobernanza democrática regional, la
integración y la prosperidad económica de todos.

􀀀*Profesor en la Universidades de Georgetown y George Washington  

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