Saturday, February 10, 2018

Más Sanciones para el régimen madurista


09/02/2018 - 21:11

Tribuna     Opinión.    Crisis en Venezuela
Venezuela, entre la espada y la pared

                       
Las negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición en República Dominicana (7 de febrero), fracasaron una vez más. Como era de esperar, el gobierno no aceptó ofrecer garantías para una elección presidencial integra y confiable, con observación electoral, como propusieron los cancilleres garantes (Chile, Mexico, Nicaragua, Bolivia) y la oposición.

El “diálogo” y las negociaciones siempre han sido una farsa, evidente desde hace tiempo. La dictadura madurista lo ha usado para engañar a la comunidad internacional y mostrarse “democrático,” mientras que al mismo tiempo ejerce un control autoritario y descarado del poder electoral, el poder judicial y el poder legislativo vía una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) inconstitucional, que actúa más bien como poder destituyente.

El régimen mantiene presos o exiliados a líderes opositores, o simplemente los ejecuta extra-judicialmente como a al ex Capitán Oscar Pérez y otros siete alzados en armas contra la dictadura; inhabilita líderes de la oposición (Capriles, Ledesma, López, Machado); suprime la libertad de prensa; desconoce la legítima Asamblea Nacional, con mayoría absoluta de la oposición desde diciembre de 2015; organiza elecciones regionales fraudulentas (octubre 2017); no permite la ayuda humanitaria, porque develará la calamidad que azota al pueblo venezolano, y fuerza el éxodo de 4 millones de votantes de la oposición. En medio de las negociaciones proscribió ilegalmente a la coalición opositora (Mesa de Unidad Democrática-MUD) para las elecciones, y convocó elecciones anticipadas para el 22 de abril de este año.

A nadie le queda dudas ya de que el verdadero propósito del régimen era usar las negociaciones para perpetuarse en el poder. Ante la farsa, el Paraguay, uno de los invitados independientes como garante del dialogo, nunca se presentó, México y Chile participaron pero se retiraron al develarse las intenciones del régimen.

El fracaso de las negociación y la convocatoria electoral pone a la oposición venezolana entre la espada y la pared. Si no participa en las elecciones presidenciales convocadas adelantadamente por el régimen chavista deja a la población sin alternativa y la cancha abierta a Maduro y sus secuaces, para seguir subyugando al pueblo venezolano indefinidamente y destruyendo al país. Si, por otro lado, participa en elecciones dudosas, no confiables y no observadas, amañadas por el régimen, su derrota está garantizada; y si gana, por si acaso y descuido del régimen, como en las legislativas de diciembre de 2015, tampoco es seguro que el régimen le permita asumir o que no tenga preparado su desconocimiento, como ocurrió con la Asamblea Nacional (AN) por parte de la fraudulenta ANC.

Pero el régimen también se metió entre la espada y la pared. La cúpula del régimen sabe que convocar elecciones limpias, justas y observadas es un suicidio. Los narco-gobernantes y corruptos del régimen saben que al perder, se les termina sus privilegios, inmunidad/impunidad, mantenidas hasta ahora por las armas y la ilegalidad, y van todos presos o a exilio. Por otro lado, si convocan y ganan elecciones no confiables, no observadas, la comunidad internacional no reconocerá su victoria, su aislamiento será mayor y las condenas y sanciones aumentarán, la crisis económica financiera y la calamidad humanitaria empeorarán. Podrá sobrevivir sólo con más represión.

El Grupo del Lima (los 14 países mas importantes del continente ), más Estados Unidos, finalmente se ha dado cuenta de la farsa. Mientras que hasta hace poco le daban prioridad al diálogo, en su último comunicado de Santiago de Chile (enero 2018), desconocen la ANC por inconstitucional, condenan el adelanto de las elecciones (y menos sin garantías suficientes) y advierten que no reconocerán al nuevo gobierno que surja de tales comicios.

Además,  Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea ya han impuesto sanciones financieras y restricciones de viaje contra miembros del régimen, y se están considerando otras sanciones económicas contra el estado venezolano. El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, inclusive ha pedido más sanciones contra miembros del régimen. Así mismo, la Conferencia Episcopal Venezolana ha rechazado la imposición de elecciones al igual que los partidos de Leopoldo López y de María Corina Machado que además han abandonado el dialogo.

La única salida de democrática es un acuerdo y un compromiso firme y vigilado por la comunidad internacional, para la convocación de elecciones integras a su debido tiempo, o sea, elecciones libres, justas, transparentes, sin ventajismos, con nuevas autoridades electorales en el CNE, con libertad de prensa, y, por supuesto, observadas estrictamente por la comunidad internacional.

El Grupo de Lima, convocado el 13 de febrero en Lima, para considerar la situación venezolana debería considerar las consecuencias para la paz y la seguridad regional de la radicalización y atrincheramiento de la dictadura madurista y explorar la imposición, unilateral o colectiva, de serias sanciones diplomáticas, comerciales y financieras contra individuos del régimen y contra el estado venezolano. Podrían empezar excluyendo a Maduro de la próxima Cumbre de las Américas, a realizarse en abril del corriente año.

Rubén M. Perina, ex-funcionario de OEA,  es profesor de la Universidad de George Washington.

El Nacional, Caracas
La comunidad internacional y Venezuela: más sanciones

10 DE FEBRERO DE 2018 12:10 AM

En círculos académicos, diplomáticos y periodísticos de esta capital últimamente ha crecido la inquietud sobre qué más puede hacer la comunidad internacional para contribuir a la restauración del orden democrático en Venezuela. 

Parece que la comunidad internacional ha llegado, finalmente, a dos conclusiones: una, que el gobierno de Maduro es una dictadura, un régimen tirano, sostenido solo por la fuerza y el control de los medios y todos los poderes del Estado, y que además ha sumergido al país en la peor debacle económica de su historia, con una profunda crisis humanitaria, alimentaria y de salud pública; y la otra, que el régimen madurista no se irá “por las buenas”, o sea, por una vía democrática de negociación y elecciones.

La única salida pacífica y democrática de una dictadura es a través de elecciones íntegras y confiables, es decir, elecciones libres, justas, transparentes, sin ventajismos y con libertad de prensa, con autoridades electorales independientes y observadas internacionalmente. Y a esto es lo que la comunidad internacional creyó por años que se llegaría por medio del diálogo y la negociación.  En República Dominicana la negociación fracasó (7 de febrero de 2018) porque siempre ha sido una farsa. Por ello, Paraguay, uno de los invitados como garante del diálogo, nunca se presentó y México se retiró, al igual que Chile, el último esperanzado. 

El régimen pretende dialogar y mostrarse democrático mientras ejerce un control descarado del Poder Electoral, el Poder Judicial y el Poder Legislativo vía una asamblea nacional constituyente inconstitucional, que actúa más bien como poder destituyente. Es que el régimen no puede ir a elecciones íntegras y observadas porque sabe que las pierde. Es suicidarse. La cúpula sabe que al perder se le terminan sus privilegios e impunidad, mantenidos por las armas y la ilegalidad, y van todos presos o al exilio. Pero aun si hubiesen acordado realizar elecciones íntegras, quién podía creer que el régimen las iba a respetar, si ni siquiera respeta su propia Constitución chavista.

En vista del fracaso del diálogo ¿qué medidas o presiones, colectivas o individuales, puede adoptar la comunidad internacional? Para, por ejemplo, convencer a los personeros del régimen de que abandonen pacíficamente su intención de perpetuarse en el poder, ofreciéndoles garantías de seguridad/impunidad (ver el tratado de paz en Colombia) para exiliarse o participar en elecciones íntegras. Veamos el amplio espectro disponible, de declaraciones a sanciones/acciones posibles:

El Grupo del Lima (los 14 países más importantes del continente), más Estados Unidos, hasta hace poco clamaba en la OEA por el diálogo; ahora, en Santiago de Chile (enero de 2018), el grupo desconoció la ANC por inconstitucional, condenó el adelanto de las elecciones (y sin garantías suficientes) y advirtió que no reconocerá al nuevo gobierno electo en tales comicios. El grupo podría excluir a Maduro de la cumbre que se realizará en Lima en abril. Líderes del Congreso peruano ya han pedido que se le declare persona no grata. Es probable que algunos presidentes se sientan incómodos con la presencia de Maduro y Raúl Castro y no participen. Mercosur ya expulsó a Maduro por violar su cláusula democrática en agosto de 2017.

El Grupo de Lima puede adoptar una serie de posibles sanciones no militares contra los personeros del régimen y el Estado venezolano, más allá de la condena, la exclusión o el no reconocimiento; incluyendo, por ejemplo, la ruptura de relaciones diplomáticas, militares y comerciales,  la prohibición de viaje, el congelamiento de  bienes y activos financieros, el embargo (bloqueo) de armamentos, así como de petróleo y sus derivados. Sanciones que podrían perjudicar a la población, pero ¿puede el pueblo venezolano sufrir todavía más agravios y daños de los que está sufriendo ahora, bajo el sofocante y tiránico régimen?

Estados Unidos, por su parte, ya ha sancionado a más de 40 funcionarios del régimen, con prohibición de viaje, congelamiento de bienes y activos financieros, y comienza a explorar otras opciones (gira de Tillerson por varios países de la región, febrero de 2018). El secretario de Estado descartó la opción militar (mencionada por Trump). La región también rechaza categóricamente esa posibilidad. En vista está un embargo petrolero, a pesar de que afectaría importantes intereses económicos en Estados Unidos. Un embargo de armas o un bloqueo militar es probable que no esté totalmente descartado, particularmente si el régimen se convierte en una amenaza seria para  la seguridad y paz de la región.

Venezuela (y su petróleo) está controlada por militares, corruptos, narcotraficantes y lavadores de dinero manejados por la inteligencia militar cubana, una combinación vulnerable a la penetración de  China y Rusia. Esta última nación controla 49% de Citgo, la compañía venezolana de petróleo y distribución de gasolina en Estados Unidos. El régimen madurista depende cada vez más económica, financiera y militarmente de ambos países extra-continentales. Tillerson podría expresarles su interés de que dejen de sostener la dictadura madurista. La cercanía de Trump con Putin podría ayudar.

Por otro lado, Canadá, miembro del Grupo de Lima, y la Unión Europea también  han  impuesto sanciones financieras y prohibiciones de viaje contra miembros  del régimen, y han exigido la apertura de un canal humanitario y la realización de elecciones íntegras y observadas. Las sanciones  probablemente aumenten.

La OEA,  como entidad colectiva, no ha logrado condenar y suspender a la dictadura de Maduro por su violación a la Carta Democrática Interamericana. En la reunión de cancilleres de Cancún  (junio de 2017),  el Grupo de Lima no logró los 18 votos necesarios para adoptar una resolución crítica de la situación en Venezuela. Se opuso la “alianza chavista” compuesta por 14 países del Caribe más Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Sin embargo, su secretario general, Luis Almagro, ha continuado (en solitario) condenando las violaciones de los derechos humanos y a la democracia en Venezuela (ver sus devastadores informes) y ha pedido a la comunidad internacional aumentar las sanciones contra el régimen. También considera enviar a la Corte Penal Internacional un informe de expertos sobre violación de los derechos humanos de lesa humanidad, tras audiencias públicas convocadas por él en la OEA.

El Consejo Permanente de la OEA debería debatir y pronunciarse sobre el reciente informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre Venezuela. La organización es efectiva solo cuando sus diferentes instancias actúan al unísono. ¿Se reunirán los 18 votos necesarios? Puede ser, Jamaica, Santa Lucía (firmantes de la declaración del Grupo de Lima de Santiago) e incluso el Ecuador de Lenín Moreno ya no se sienten cómodos con la dictadura de Maduro, y podrían apoyar una condena al régimen.

Washington, D.C. 8 Febrero 2018



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