Hipocresía en CELAC. Dictadura Cubana la dirige. Democracia Paraguaya excluida.
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ABC color, ASUNCION, PARAGUAY
27 DE ENERO DE 2013
Castro, heraldo de la democracia y los DD.HH.
Concluye hoy en Chile la cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un foro que se dice depositario de
valores tales como la promoción de la democracia y la vigencia de los Derechos
Humanos en la región. Al término del encuentro, Cuba recibirá la presidencia
pro témpore del grupo. Parece un chiste, pero de ahora en más, el dictador Raúl
Castro, que encabeza una de las dictaduras más antiguas del planeta, tendrá en
sus manos la facultad de aplicar en Latinoamérica una cláusula democrática y
medir el nivel de respeto a la dignidad humana en los países que componen el
citado mecanismo de concertación política. Así, el mencionado tirano fungirá nada menos que de
intérprete de las aspiraciones de esta parte del mundo y heraldo de los
principios en torno a los cuales se pretende construir este espacio integrador.
Concluye hoy en Santiago de Chile la Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un foro que se dice depositario de
valores tales como la
promoción de la democracia y la vigencia de los Derechos Humanos en la región.
Al término del encuentro, Cuba recibirá la presidencia pro témpore del grupo.
Parece un chiste, pero de ahora en más el tirano Raúl Castro, que encabeza una
de las dictaduras más antiguas del planeta, tendrá en sus manos la facultad de
aplicar en Latinoamérica una cláusula democrática y medir el nivel de respeto a
la dignidad humana en los países que componen el citado mecanismo de
concertación política.
Fruto del odio y la persecución de que es objeto por la secta de países
bolivarianos tras la destitución constitucional por “mal desempeño de sus
funciones” de Fernando Lugo, el Paraguay volvió a estar ausente de un encuentro
regional, en este caso la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (Celac), que concluye hoy en Santiago de Chile.
Desde luego, es lamentable que el Paraguay haya perdido la ocasión de
participar en esta oportunidad de la reunión de mandatarios de la Unión Europea
y América Latina y el Caribe, que se efectuó en el marco de la cumbre, y que
reunió a unos 60 jefes de Estado y de Gobierno de uno y otro lado del Atlántico. Tal vez no tanto por las decisiones
“trascendentes” que allí pudieron haberse adoptado, sino por el hecho de que
nuestro país no merece ser objeto de un trato excluyente y denigratorio por
parte de nadie. No obstante, existen otras consideraciones de fondo que
es útil observar y considerar.
Como es bien sabido, desde el 22 de junio del año pasado –por
instigación de algunos espacios ideológicamente radicalizados, como los
constituidos por el eje de naciones bolivarianas– nuestro país es objeto de todo tipo de marginamientos y
sanciones por haberse apartado de la “senda de la democracia”, sistema político
del que ellos, no sin cierto dejo de ironía, se creen en el derecho de
proclamarse auténticos intérpretes y defensores.
En este marco, es llamativo que países tan poco respetuosos de la
institucionalidad democrática, como es el caso de Cuba, Nicaragua, Ecuador,
Bolivia y Venezuela –país que ostenta actualmente un gobierno trucho por
haberse constituido y funcionar al margen de los preceptos constitucionales–,
participen sin ningún inconveniente en cuanta cumbre presidencial exista, y que
el Paraguay sea excluido de dichas reuniones.
En la fecha, Chile transmite a Cuba la presidencia pro témpore del
bloque. La dictadura más antigua del continente se erigirá así en vocera de
toda la región latinoamericana y caribeña, y el tirano Raúl Castro fungirá nada
menos que de intérprete de las aspiraciones de esta parte del mundo y heraldo
de los principios en torno a los cuales se pretende construir este espacio
integrador.
Entre estos principios se destaca –¡oh ironía!– la promoción de la
democracia. En efecto, la Celac suscribió en diciembre de 2011 una “Declaración
Especial sobre la Defensa de la Democracia y el Orden Constitucional”.
En el documento, los presidentes acordaron “adoptar una cláusula de
compromiso con la promoción, defensa y protección del Estado de Derecho, del
orden democrático (…), los Derechos Humanos y las libertades fundamentales,
incluyendo entre otros el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de la
persona, el no sometimiento a torturas ni penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes, el no ser arbitrariamente detenido, preso o desterrado, ni objeto
de ejecuciones sumarias y arbitrarias, de desapariciones forzadas, y la
libertad de opinión y expresión”.
Desde ya, y solo con la información que a diario es propalada por los
medios de comunicación, nuestro amable lector está en condiciones de concluir
si estos valores fundamentales de la democracia y la dignidad humana están
vigentes en Cuba, país en el que hasta una simple bloguera como Yoani Sánchez
es sistemáticamente perseguida por difundir verdades que molestan profundamente
al siniestro gobierno que tiraniza la isla caribeña desde hace más de medio
siglo.
Pero el sinsentido no termina allí. En caso de que en algún país miembro
de la Celac se produjese una “ruptura del orden constitucional”, Cuba deberá
convocar a una reunión extraordinaria de cancilleres para que se analice la
situación y, de acuerdo a los resultados de la misma, “suspender al Estado en
que se hubiese materializado la ruptura del orden constituido, o del Estado de
Derecho, del derecho a participar en los órganos (…) de la Celac”.
Aquí es donde el cinismo que se ha apoderado de prácticamente toda la
dirigencia política regional no tiene parangón. Durante todo el presente año,
Cuba estará en condiciones legales de imponer sanciones a cualquier país de la
región por apartarse de la senda de la democracia. El dictador Castro, con
plenas facultades para definir cuáles naciones son plurales y abiertas y cuáles
no; en cuáles de ellas se respetan los derechos humanos y en cuáles se
violentan.
Nos preguntamos, ¿cómo es posible que se haya llegado a tal deterioro y
decadencia en nuestra región? ¿Cuándo y por qué circunstancias la hipocresía se
apoderó de forma tan perversa de las relaciones entre nuestros países? El
Paraguay excluido de participar activamente en la comunidad internacional por
un supuesto apartamiento de la legalidad constitucional, y Cuba entronizada en
juez y árbitro de la democracia. ¡Para no creerlo!
A medida que el tiempo va pasando, los hechos confirman que se ha
cometido una tremenda injusticia contra el Paraguay y los paraguayos. Un grupo
de autoproclamados intérpretes de la verdadera democracia nos impuso sanciones
arbitrarias en nombre de principios que no solo ellos mismos desconocen, sino
que hasta desprecian, como lo revela fehacientemente ahora el hecho de
proclamar al tirano Raúl Castro como custodio de un sistema de gobierno que es
desde luego inexistente en la atribulada isla que él y su hermano sojuzgan
desde hace ya más de cinco interminables décadas.
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